Sr. Presidente Felipe de Jesús Calderón Hinojosa:
Este año, usted tiene la responsabilidad histórica de prevenir el daño irreversible a uno de los más valiosos recursos naturales del mundo: la diversidad del maíz mexicano. Su administración recientemente ha dado pasos con el fin de apresurar la introducción de maíz genéticamente modificado en el campo mexicano y estamos convencidos, con base en el conocimiento que tenemos de la evidencia científica disponible, de que esta decisión representa un riesgo desproporcionado e innecesario, que debe evitarse a toda costa por el bien de México y del mundo. Unidos por el compromiso ético, ampliamente fundamentado, de preservar este recurso para la humanidad, exigimos que su administración tome medidas drásticas que garanticen que ningún tipo de maíz transgénico se siembre en México, el centro de origen y diversidad de este importante alimento.
Somos un grupo de científicos, intelectuales y artistas con amplia trayectoria en una extensa gama de disciplinas que van desde la biología, biotecnología, agronomía y ecología, hasta las humanidades, las ciencias sociales, antropología, economía, bioseguridad, política y derecho. Nuestros conocimientos son los mínimos necesarios para entender de manera cabal las complejas implicaciones, tanto a nivel agroecológico como socioeconómico y cultural, que tiene el maíz en México. Vemos con gran preocupación que los argumentos seriamente planteados por científicos y expertos en el campo de las humanidades y las disciplinas sociales sobre la inconveniencia de introducir maíz genéticamente modificado en México han sido ignorados durante largo tiempo. Incluso, la evidencia experimental producida en México, en ensayos realizados hace 15 años que condujeron a la moratoria plenamente justificada de siembras de organismos transgénicos desde 1998 a 2003, parece haberse dejado de lado en aras de un desproporcionado impulso para permitir la siembra de maíz transgénico en México.
Nos vemos obligados a dirigirle esta carta, luego de las recientes acciones que implican un empuje injustificable para la liberación de maíz transgénico: la publicación de las modificaciones al reglamento de la Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados (LBOGM) en el Diario Oficial de La Federación el 6 de marzo de 2009, que inhabilitan de facto el Régimen de Protección Especial al Maíz y otros granos, de los cuales México es centro de origen y diversidad. Dichas modificaciones preparan el terreno legal para autorizar la liberación a campo abierto de variedades de maíz transgénico en los estados de Sinaloa, Sonora, Tamaulipas, Jalisco, Nayarit y Chihuahua.
Puesto que está comprobada la amplia capacidad que tiene el maíz de dispersarse a través del comercio y del flujo de polen y semillas, tenemos la certeza de que, de permitirse estas siembras, será inevitable que se produzca una creciente dispersión de materiales transgénicos no deseados a lo largo de todo el territorio mexicano.
Después de un cuarto de siglo de siembras experimentales, y más de una década de distribución comercial de maíz transgénico, existe evidencia plena de que los beneficios que ofrecen estas líneas comerciales no compensan de ningún modo los grandes riesgos que implica su liberación.
Una revisión puntal de la literatura científica existente, además de las evaluaciones técnicas que algunos de nosotros hemos sometido en el marco de la consulta oficial que realizó a estos efectos el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria, demuestran claramente este punto. Muchos otros gobiernos en el mundo han tomado en cuenta esta evidencia y han decidido detener la siembra y, en muchos casos, incluso la importación de maíz transgénico y sus derivados, lo cual hace que la posición de su gobierno sobre este asunto sea aún más incomprensible e injustificada.
Los riesgos de la liberación al ambiente de organismos genéticamente modificados pueden ser mucho mayores cuando se realizan en centros de origen y diversidad de esos organismos. En tal caso, los transgenes inevitablemente se introducirían en las diferentes variedades nativas que poseen distintos contextos y características genómicas.
Más adelante encontrará una lista detallada de preocupaciones y problemas asociados con la liberación de maíz transgénico en México, pero resulta importante destacar algunos ejemplos en particular:
Tenemos una especial preocupación por el hecho de que actualmente la planta del maíz es utilizada como "biorreactor": un sistema de producción basado en la transformación genética de plantas cultivadas (como el maíz), con el fin de obtener productos no alimenticios de carácter industrial como plásticos, aceites industriales, biocombustibles y fármacos. Debido a la naturaleza de la reproducción del maíz, cuya polinización es abierta, y a las características particulares del sistema agroecológico de México, es de esperarse que los materiales resultantes de biorrectores transgénicos puedan permear la cadena alimenticia humana, lo cual conlleva el peligro de que se produzcan enormes consecuencias negativas en la salud de la población de México y del mundo entero.
Ya han ocurrido escapes accidentales de semillas de biorreactores que se han combinado con semillas no transgénicas dentro de contenedores de almacenamiento en Estados Unidos. De igual modo, son problemáticas las consecuencias de la introducción de transgenes patentados en las líneas de maíz que cultivan la mayoría de los campesinos en México, pues esto abre la posibilidad de complejas, largas y costosas consecuencias económicas y legales para las personas que usen, intercambien o comercien con semillas de maíz o granos que los contengan.
Estos ejemplos sumados a la posibilidad de la contaminación transgénica del teocintle (pariente silvestre y ancestro del maíz), lo que en sí mismo implica potenciales impactos negativos para los acervos genéticos de estas dos especies y para el propio manejo agronómico del teocintle.
Al contrario de lo que ocurre con la contaminación química, los efectos de la introducción de transgenes al germoplasma del maíz —herencia botánica custodiada por los campesinos e indígenas en México— podrían ser irreversibles y progresivos, debido a la acumulación paulatina de transgenes en este germoplasma. Ello indudablemente significa que la responsabilidad que se tiene sobre este asunto trascienda como nunca antes a las generaciones venideras.
Debido a que no hay diferencia visible entre las variedades genéticamente modificadas de las no modificadas (lo cual no implica que no existan características fisiológicas extremadamente distintas), la responsabilidad de proteger el ambiente y a la población que recae sobre las autoridades, productores, campesinos e industriales de la alimentación es mucho mayor que ante otros tipos de contaminación.
Por lo tanto, dada la compleja estructura de la red de distribución de maíz nativo en México, producto del intercambio y distribución informal de semillas y el flujo génico a través del polen, es prácticamente imposible un sistema de monitoreo confiable que permita la segregación de las líneas de maíz genéticamente modificado de las no modificadas a un nivel mínimamente aceptable. De este modo, la liberación de líneas de maíz genéticamente modificado en el campo mexicano sólo incrementará la posibilidad de introgresión y acumulación de transgenes en los genomas de los acervos de maíz nativo. Ello impediría el manejo responsable de los acervos de alimentos por parte de campesinos, industriales de la alimentación y consumidores para mantenerlos libres de transgenes no deseados.
A pesar de la seria responsabilidad que implica este proceso para los productores de líneas transgénicas y las autoridades en la materia, la introducción de germoplasma genéticamente modificado en México se ha realizado sin una consulta lo suficientemente exhaustiva, y las características completas de los materiales introducidos no han sido revelados debido a intereses de carácter lucrativo como las patentes.
Asimismo, cabe señalar que la infraestructura necesaria para supervisar las siembras que pretenden realizarse y monitorear la amplia gama de daños que éstas pueden causar no está disponible ni en México ni en ninguna otra parte del mundo. Consideramos que, en estas circunstancias, la única forma justificable de proteger un recurso invaluable como el germoplasma del maíz mexicano es establecer una moratoria oficial efectiva a los cultivos de maíz genéticamente modificado hasta que no se realice una investigación de largo plazo sobre el impacto de esta tecnología en México. Dicha investigación no debe implicar los riesgos que quieren evitarse, como efectivamente ocurriría con la autorización de su gobierno a las siembras experimentales.
En suma, señor Presidente, lo instamos a tomar de manera categórica las siguientes acciones que consideramos viables, razonables, y científicamente justificadas como requisitos fundamentales para garantizar la seguridad y viabilidad a largo plazo de los recursos genéticos clave para México y el mundo:
1. Establecer la prohibición oficial de cualquier liberación de variedades de maíz genéticamente modificado y, al mismo tiempo, apoyar una investigación científica rigurosa acerca del potencial que tienen diversas alternativas agrotecnológicas en México, así como los riesgos que pueda implicar su uso en centros de origen y diversidad. Esta investigación debe ser diseñada y realizada por instituciones de carácter público y por científicos independientes sin conflictos de interés.
2. Incrementar a un nivel científicamente justificable la eficacia de la infraestructura necesaria para monitorear y evaluar de forma independiente la entrada de semillas procedentes de países que producen variedades de maíz genéticamente modificado.
3. Adoptar una política transparente y efectiva que garantice que ninguna planta alimenticia como el maíz sea utilizada como biorreactor para producir substancias no comestibles en México ni en ningún otro país del mundo.
Ponemos a su entera disposición información científica más detallada que fundamenta ampliamente los anteriores argumentos, así como nuestra intención de colaborar en el desarrollo de iniciativas que eviten la acumulación de transgenes en los recursos genéticos del maíz a nivel mundial.
Quedamos en espera de su respuesta sobre este urgente y delicado tema.
Atentamente:
al 27 de Octubre de 2009: 1511 firmas de científicos preocupados