sábado, abril 17, 2010

Para la construcción de un diálogo plural, de ciudadanos, pueblos y gobiernos, sobre cambio climático

Declaración de algunos miembros de la sociedad civil mexicana para la construcción de un diálogo plural, de ciudadanos, pueblos y gobiernos, sobre cambio climático en la Cumbre Mundial de los pueblos de Cochabamba

Cochabamba, el 19 de abril de 2010

A los representantes de medios de difusión; a las personas que escuchen este mensaje, adonde quiera que llegue:

La atención al cambio climático y a sus efectos por todo el planeta se ha convertido en una necesidad imperante para la humanidad. Es evidente que los grandes impactos económicos, ambientales y sociales que ya produce podrán multiplicarse muy pronto en número e intensidad, y en más lugares, si el problema no es atendido de manera inmediata.

Dicha atención debe darse de manera global, entre todos los pueblos y países del mundo, tomando en cuenta las responsabilidades comunes pero diferenciadas que se tienen frente al problema. La respuesta tendrá que ser integral y basada en criterios de justicia, equidad y responsabilidad con nuestro planeta común, la Madre Tierra, como muchos pueblos la nombran, considerando los diferentes niveles de acción que incluyen a gobiernos, ciudadanía, pueblos con identidades propias y las comunidades de cada rincón del territorio, dentro de los países. Nuestro reto común es de atender el problema común con una visión transversal, que involucre a todos los sectores y dimensiones de la vida social.

Considerando los limitados resultados de los procesos internacionales que se han desarrollado para atender el cambio climático, como los obtenidos en el seno de la Organización de Naciones Unidas, y asumiendo que nuestro país, México, será sede de la siguiente Conferencia de las Partes (COP16) de la ONU, diversos miembros de la sociedad civil mexicana hemos iniciado un proceso de construcción de diálogo con miras al fortalecimiento y ampliación de la presencia de las acciones ciudadanas en lo nacional e internacional, frente al problema.

La Cumbre de Cochabamba, a la que aportamos nuestro testimonio, representa un momento clave para ampliar el diálogo entre muchos actores de todo el mundo, y la visión sobre las implicaciones del cambio climático, para enriquecer los puntos de vista y consensos sobre acciones posibles y necesarias, a fin de evaluar, reforzar y complementar las medidas, estrategias, acciones, programas y planes existentes para enfrentar el cambio climático mediante la participación amplia y democrática de los grupos sociales y civiles en este evento. Por ello y en el marco de esta Cumbre de la Madre Tierra, las organizaciones que suscribimos el presente comunicado, expresamos lo siguiente:
  1. Las estrategias para enfrentar el cambio climático debe instrumentarse y llevarse a ejecución respetando el multilateralismo, tanto en el proceso de deliberaciones democráticas de la Organización de Naciones Unidas, como en otros escenarios. EL proceso debe incluir condiciones apropiadas de tiempo, libre acceso a la información, y modalidades democráticas de deliberación para favorecer auténticamente la participación de la sociedad mediante sus diversas organizaciones, sin exclusiones de ninguna índole.
  2. Para la preparación de la siguiente conferencia de las partes (COP 16) en México, tanto el gobierno mexicano, como anfitrión, y los responsables de los organismos multilaterales del sistema de la ONU, deben garantizar en esa Conferencia la participación indiscriminada, transparente y abierta de todos los países, pueblos y actores de la sociedad civil, así como de académicos, organizaciones sociales y comunitarias cuyas aportaciones son indispensables para la atención del problema. Eso sería un paso adelante, después de las experiencias de Kioto a Copenhague.
  3. Para la realización de la COP-16, el gobierno mexicano debe brindar todas las condiciones necesarias para la participación de todos los actores dentro del proceso. La participación de la sociedad civil en las conferencias y cumbres de las Naciones Unidas es un derecho y una práctica ganada que debe mantenerse y respetarse. No hay que olvidar que fue el impulso del movimiento ambiental internacional el que, junto con grupos de científicos y académicos, llamó la atención de la comunidad internacional en torno a la importancia del fenómeno de cambio climático hace veinte años.
  4. Es lamentable, que a unos meses de la realización de la COP-16, el gobierno mexicano haya permanecido hermético, absteniéndose de abrir un espacio de diálogo amplio e incluyente con las organizaciones civiles mexicanas interesadas en aportar su experiencia para enfrentar el problema. Recientemente, voceros oficiales han anunciado que la participación numérica en la COP-16 será limitada a la mitad de los participantes registrados en Copenhague. Esto resulta preocupante, dada una recurrente cerrazón de nuestro gobierno para no compartir con la ciudadanía los actos públicos relevantes, que frecuentemente va asociada a expresiones de represión a la ciudadanía, lo cual ha caracterizado varios de los actos que organiza el presente régimen de gobierno mexicano.
  5. El gobierno mexicano ha declarado recientemente, en ámbitos internacionales, que está dispuesto a jugar un rol de facilitador del diálogo y de promotor de nuevos mecanismos que permitan allanar el camino para que pueda llegarse a un acuerdo sólido en materia de cambio climático. Pero sostenemos que: una actitud congruente con este rol, al interior del país y frente a la COP-16, implica que se convoque de manera abierta, amplia y transparente a todos los sectores de la sociedad a un diálogo y debate sobre el tema, que ponga en la mesa, a debate democrático, sus propuestas de estrategias nacionales y su visión de la problemática global. La mejor forma de garantizar la seguridad de todos los participantes es justamente la ampliación de espacios y no la cerrazón.
  6. Hemos venido a esta Cumbre de Cochabamba agradeciendo el espíritu de apertura al diálogo plural que comprende. Como representantes de algunas organizaciones civiles mexicanas interesadas en la construcción de un espacio de diálogo, búsqueda de consensos y acción común frente al cambio climático, rumbo a la COP-16 y preocupados por las acciones a emprender posteriores a esa siguiente reunión, saludamos la amplia participación popular, social y civil que se conjunta ya para esta Cumbre de la Madre Tierra; ofrecemos nuestro ánimo y nuestras capacidades para aportar lo posible en esta ocasión y explorar la coordinación con quienes tengan también el ánimo del diálogo, como base para posibles acciones conjuntas, nacionales e internacionales, orientadas a acrecentar la capacidad conjunta y la fuerza de la sociedad en la búsqueda de soluciones ante los graves riesgos que implica el cambio climático para todos las ciudadanos y ciudadanas del mundo.
Que esta reunión nos ayude a avanzar.

Hemos conjuntado nuestras voces para firmar este comunicado diversas organizaciones que a lo largo del 2010 hemos participado en un diálogo amplio para discutir, intercambiar información y explorar posibles sinergias en torno al temática del cambio climático:
Grupo de Estudios Ambientales, A.C.
Mujer y Medio Ambiente
Centro Mexicano de Derecho Ambiental, A.C.
Consejo Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sustentable, AC.

1 comentario:

Luis Eduardo Siles dijo...

Hay demagogias de proporciones tan descomunales que pasan al ámbito del surrealismo, son imposturas al límite de lo diabólico, cinismos que necesitan algún nuevo superlativo.. Este es el caso de la la cruzada internacional a favor del medio ambiente y de la “madre tierra” que intenta presentar como su nueva identidad ideológica el señor Evo Morales, iniciativa que tiene una consistencia ética parecida a una convocatoria de Osama Bin Laden a la Paz mundial.

La producción de hoja de coca, sustento político, económico, y principal fuente de legitimidad presidencial, ha experimentado un crecimiento geométrico desde 2006, incluyendo el cultivo en casi todas las áreas protegidas, y es responsable de la mayor devastación de las tierras fértiles en Bolivia desde que los conquistadores españoles decidieron acabar a plan de incendios el manto vegetal altiplánico. A la esterilización producida por el arbusto, que imposibilita cultivos posteriores durante una década y cuya superficie aumento en nueve veces durante la presidencia de Morales hasta alcanzar hoy 50 000 hectáreas , se deben agregar la inmisericorde y descontrolada vertida de miles de litros de residuos altamente tóxicos de acido sulfúrico, cal viva y otros químicos, derivados de la masiva producción de cocaína que a migrado de sus lugares de producción en el oriente a zonas peri urbanas y rurales del occidente. Morales incluyó a la hoja de coca, sin la cual es obviamente imposible producir cocaína, en la constitución y el canciller Choquehuanca propuso que los niños de Bolivia debieran tomarla en el desayuno en vez de la leche.

Esta devastación es gravísima e ilustra la hipocresía de un gobierno que vocifera sobre el agua como un derecho humano, por ejemplo, pero que permite que la minería transnacional contamine como nunca los acuíferos del altiplano y como en el caso de San Cristóbal en pocos años habrá consumido por si sola tales cantidades que habrá convertido el sur de Bolivia en un desierto hasta debajo de la superficie.

El “sagrado” lago Titicaca se ha convertido en una cloaca producto del derrame de aguas servidas que ha crecido sin que se haya definido una política pública sobre esta problemática que ha confinado la presencia piscícola a las áreas de granja y a las especies que aun toleran esta contaminación. En el carnaval de Oruro, bajo la etiqueta de respeto a las “culturas ancestrales” miles bailaron haciendo sonar instrumentos musicales y exhibiendo vestuarios hechos con especies en extinción sacrificadas expresamente ignorando no solo las leyes sino los ruegos de organizaciones medioambientalistas y ciudadanos.

Ufano de su relativo apoyo electoral, el gobierno seguirá sembrando las canchas de futbol de todo el país de césped sintético para que armonice con alfombra de basura plástica que acompaña al viajero a lo largo de todas las carreteras y que es la cotidianeidad de la mayoría de los pueblos, e incluso de ciudades como Oruro y Cochabamba. En esas condiciones presentarse con una careta medioambientalista es una desfachatez descomunal, una indecencia cínica y grotesca.