Se depende de la madera de China y Chile, señalan
El Universal
Martes 08 de septiembre de 2009
Don José entrecierra los ojos para recordar su infancia al lado de un bosque que cada día ve desaparecer. Hace 80 años el ejido de Guadalupe Victoria, enclavado en Chiapas, “era todo verde, llovía casi diario y desde que empezamos a cortar los árboles para sembrar maíz, ya casi ni llueve, hemos perdido más de lo que ganamos”, comenta con tristeza el campesino.
Gustavo Sánchez Valle, director del Foro Forestal Mexicano, considera que efectos de la sequía que se registran este año en casi todo el territorio nacional se vienen acumulando desde hace décadas. “Esta falta de lluvia viene a agravar un panorama ya de por si crítico donde tenemos un comportamiento muy negativo de los principales indicadores de desempeño del sector forestal”. El también coordinador de programas comunitarios forestales advierte sobre la caída de la producción maderable y la disminución de la superficie bajo manejo forestal. En sus números antes de 2000 se producían más de nueve millones de metros cúbicos de madera; ahora la cifra apenas supera los 2 millones de metros cúbicos. Por su experiencia con comunidades que están trabajando en el manejo sustentable de los recursos forestales en México, opina que a pesar de que en los últimos años se han destinado recursos presupuestales al sector, éstos no se han canalizado a las áreas que sí están dando resultados.
A pesar de la deforestación, asegura que cada vez somos más deficitarios en productos forestales. “Tenemos un mercado que demanda productos, pero somos cada vez menos capaces de abastecerlos, dependemos de las importaciones de China y Chile para satisfacer la demanda en el mercado”.
Sergio Madrid, director ejecutivo del Consejo Civil Mexicano para la Silvicutura Sostenible, alerta sobre la necesidad de que se invierta en caminos forestales primarios y secundarios, porque el deterioro en que se encuentran impide que los productores nacionales puedan llegar a las madererías a ofrecer sus productos. “El costo por bajar la madera a las zonas industriales la hace poco competitiva, porque eleva los gastos y es más cara que la que viene de China”.
Trabajo comunal
El también representante de la Sociedad para la Promoción del Manejo Forestal Sostenible comenta que 60 comunidades a las que él asesora cuentan con una certificación internacional que avala el plan de uso de los bosques. Entre ellas está el ejido de Nuevo San Juan Parangaricutiro, en Michoacán, donde Pablo Sandoval, de 60 años, relata su vida en un bosque que ha sido rescatado y del cual se sostiene la economía de la comunidad. “Nosotros empezamos a cuidar el bosque hace como 20 años, hubo épocas en que por sembrar maíz, los incendios y la tala ilegal, por poco lo vemos morir. Pero ahora nosotros mismos lo cuidamos, tenemos guardia la 24 horas los 365 días del año para que nadie venga a robarnos el patrimonio de nuestras familias”.
Daniel Aguilar, director técnico del ejido, señala que el éxito del trabajo comunal está en que han alcanzado acuerdos. “Aunque hemos recibido apoyo técnico y algunos subsidios del gobierno, los habitantes han hecho la mayor parte del trabajo para que hoy este lugar sea modelo de productividad sustentable, sostuvo Aguilar. Para Pablo y Daniel la motosierra no es el principal enemigo de los bosques. La lucha en la zona es contra la burocratización de los trámites para el uso de la madera y los taladores clandestinos. Simplemente, denuncia Daniel, las comunidades de Angagua y Capacuaro viven de robarse la madera y la Procuraduría de Protección al Ambiente, (Profepa) sólo tiene 10 supervisores en todo el estado.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario