viernes, agosto 28, 2009

El plan eólico ni es sostenible ni soluciona el Cambio Climático

Diario montanes.com 28.08.2009 - Cristina Gutiérrez-Cortines es catedrática de Universidad y diputada del Parlamento Europeo (PP). Comisiones de Medio Ambiente, Industria y Energía.

Con frecuencia los responsables de los gobiernos, faltos de estrategias de continuidad, proponen lo uno y lo contrario, pretenden ir y venir al mismo tiempo, sin importar donde y como se hacen las cosas. Es el caso del plan eólico propuesto por la Comunidad Autónoma de Cantabria. En aras de asumir una supuesta misión medioambiental contra el Cambio Climático, se suplantan todos los criterios sobre sostenibilidad, que anteayer y ayer se defendieron, olvidando que la Sostenibilidad es precisamente la compatibilidad entre modernización o desarrollo y conservación de los recursos.

La tierra, los entornos naturales o históricos , no son patrimonio del poder. Este principio marca una línea roja, una frontera de legitimidad en las decisiones que los gobiernos no deben traspasar; la democracia marca unos límites. Las autoridades regionales y locales, han de ser los principales defensores de los recursos naturales, paisajísticos e históricos, garantes de la conservación de la biodiversidad y profundamente respetuosos con las reglas de participación democrática.

Al ignorar las Directivas de Impacto Medioambiental, la de Planes y Programas, Natura 2000 o Habitat en su concepción más amplia, o el Principio de Precaución, se gobierna al margen de los procedimientos reglados que exigen estudios de impacto, propuestas alternativas y una participación activa (Directivas 2001/42/CE. Ley 27 2006 18 de Julio, entre otras).

El proyecto no sólo amenaza al medio natural y al paisaje, afecta a los ayuntamientos, pone en riesgo el marcado inmobiliario del medio rural y supone un freno para el modelo de desarrollo rural polivalente por el que hemos luchado durante décadas. ¿Quién va a rehabilitar una cabaña para vivir a la sombra de una máquina de 160 m. de altura y aspas de 50 m.? Todo esto ha de ser estudiado para comprobar su viabilidad.

Recurrir al cambio climático para justificar este magno proyecto encubre problemas de fondo y forma. La Unión Europea y todos los organismos internacionales, ante el «Cambio Global» proponen una política integrada que comprende la mitigación y adaptación al cambio climático en términos de paridad con la conservación de la biodiversidad. Es decir, espacios, plantas y aves, el mantenimiento de la capa vegetal y toda función del suelo que contribuya a la captación del CO2, exigiendo además participación y consenso. Si los gobernantes de Cantabria quisieran contribuir a la adaptación frente al cambio global, estarían elaborando un plan estratégico del territorio regional, que incluyera todas las variables, incluido el paisaje, la biomasa, el mantenimiento de la Cantabria Verde y todos los recursos paisajísticos, agrarios, turísticos, económicos y sociales.

El «paquete energético» promovido por la UE, y recogido en varias directivas, es un mero instrumento para reducir emisiones y conseguir la soberanía e independencia europea en la provisión de energía. En estas directivas, se reconoce la complejidad del sistema y se recomienda un «paquete mixto», donde se encuentran las energías las renovables (incluida la del agua y fotovoltaica) y la nuclear. En ningún punto se apuesta por el monocultivo de la eólica, y tampoco se dice que cada región deba ser autosuficiente. El protagonismo exclusivo de la eólica a costa del sacrificio del paisaje y la pérdida del valor del suelo y del medio rural, responden, no nos engañemos, a una interpretación torticera, es decir, engañosa e interesada de los objetivos, que se aprobarán en Copenhage.

Una vez más, nos encontramos ante un abuso de poder, sustentado por la capacidad que tienen las administraciones para legalizar y declarar de interés público sus propios proyectos, impartir doctrina, despertar intereses, colectar adeptos y utilizar el boletín oficial y el presupuesto público para hacer saldos con la biodiversidad, el desarrollo rural y el territorio. En este caso, además, el gobierno regional de acuerdo con sus socios económicos ha diseñado un hábil recorrido de concesiones fragmentadas, para evitar la información completa de su proyecto, incluidas las ubicaciones y los lugares afectados. Los ciudadanos carecen de información y sus derechos de participación y debate se reducen. Legitimidad y legalidad no coinciden. Cuando los políticos nos olvidamos de los límites del poder y los conceptos de fondo, cuando no distinguimos entre lo profano y lo sagrado, mala cosa.

La percepción y los perfiles de las Tetas de Liérganes, de la Peña de Rocías, Porra Colina, el Picón del Fraile, el Portillo de la Lunada, Castro de Valnera, Peña Pelada, Peña Cabarga o las Enguinzas, entre otras, lo mismo que la visión del cielo con las rapaces planeando allá arriba, son patrimonio de todos los cántabros. Su escenario familiar y su casa. Crear riqueza no incluye la destrucción de estos espacios inmensos y grandiosos. El buen gobierno y la ética de la sostenibilidad, comportan dudas, preguntas sin respuesta, y saber esperar nuevas soluciones técnicas compatibles con nuestros horizontes, las rapaces y el silencio propio del medio rural.

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