La corrupción en el sector del agua es una causa fundamental y un catalizador para la crisis global del agua que amenaza a miles de millones de vidas y agudiza la degradación medioambiental, según el Informe Global de la Corrupción 2008: Corrupción en el Sector del Agua, publicado hoy por Transparency International (TI).
“El agua es un recurso insustituible. Es primordial para nuestra salud, nuestra seguridad alimentaria, el futuro de nuestra energía y nuestro ecosistema. Pero la corrupción plaga la gestión y el uso del agua en todas estas áreas,” afirma Huguette Labelle, Presidenta de Transparency International.
El informe, que es el primero de este tipo en explorar el impacto y el alcance de la corrupción en los distintos segmentos del sector del agua, identifica toda una serie de problemas, desde el pequeño soborno en el suministro del agua hasta el saqueo relacionado con la obtención de contratos de regadío y los fondos hidroeléctricos; desde el encubrimiento de la contaminación industrial hasta la manipulación de la gestión del agua y de las políticas de distribución.
“El impacto de la corrupción sobre el agua es un problema fundamental en las prácticas de gobierno, sin embargo ésta no se trata suficientemente en las numerosas iniciativas de política global para la sostenibilidad medioambiental, el desarrollo y la seguridad alimentaria y energética. Esto debe cambiar,” añade Labelle.
La crisis del agua es innegable y el desafío de la corrupción al que se enfrenta es urgente. Más de mil millones de personas en todo el mundo no tienen acceso garantizado al agua y más de 2 mil millones carecen de servicios de saneamiento adecuados. Esto tiene unas consecuencias devastadoras para el desarrollo y la reducción de la pobreza.
La corrupción frustra la respuesta global al cambio climático y la falta de alimentos a nivel global
“El cambio climático exige que el mundo elabore el marco de gobernabilidad más complejo y de mayor alcance que jamás ha concebido. Si no se abordan los riesgos de corrupción, especialmente los relacionados con el agua, estos planes están en riesgo”, dice Labelle. El informe demuestra el potencial de la corrupción para obstaculizar la aplicación efectiva de los pactos sobre el reparto del agua y los arreglos de reasentamiento, ambos clave para hacer frente a las secuelas del cambio climático.
Las tierras de regadío ayudan a producir el 40 por ciento de los alimentos en el mundo, pero la corrupción en la irrigación es rampante. Encarar este riesgo es fundamental para aumentar la producción de alimentos y hacer frente a la crisis alimentaria global. “Se han anunciado en todo el mundo nuevas inversiones masivas en irrigación para ayudar a luchar contra la crisis alimentaria, sin embargo la falta de agua significa falta de alimentos y si no se encara también la corrupción en la irrigación, estos esfuerzos serán insuficientes,” dijo Labelle.
Para Filipinas, que destinó cerca de mil millones de dólares para regadío y mejoras agrícolas relacionadas, el informe ofrece una prueba práctica sobre cómo la corrupción ha podido entorpecer la construcción y las prestaciones de los diques de irrigación. En la India, un país que se encuentra en el centro de la crisis, se estima que la corrupción añade por lo menos un 25 por ciento de costos a los contratos de regadío y el dinero que genera ayuda a mantener un sistema corrupto de regalos políticos y negligencias temerarias. Finalmente, los costes de inversión suben, los sistemas se vuelven ineficaces y los pequeños agricultores se vuelven especialmente vulnerables ante la escasez de agua.
Agua potable y saneamiento: los pobres cargan con el peso más grande
Cuando hay corrupción, el coste de conexión de un hogar a la red de suministro de agua aumenta hasta un 30 por ciento, llevando así a aumentar en 48 mil millones de dólares americanos el precio para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio para el agua y el saneamiento, según los cálculos de los expertos incluidos en el informe.
La corrupción en el agua potable y la salubridad urbana aparece constantemente a lo largo de la cadena de suministro del agua; desde el diseño de políticas y presupuestos hasta la construcción, mantenimiento y operación de las redes de suministro. Acapara inversiones en el sector, aumenta los precios y disminuye el suministro de agua. Uno de sus resultados es que los hogares pobres en Yakarta, Lima, Nairobi o Manila gastan más en agua que los residentes de Nueva York, Londres o Roma.
Los países industrializados se ven también afectados. La corrupción ha plagado las licitaciones en los contratos del agua en ciudades como Grenoble, Milán, Nueva Orleáns y Atlanta. Asimismo, han surgido casos de fraude en contratos y precios amañados en las provisiones de infraestructuras del agua en Suecia, mientras que en Chicago los presupuestos del agua fueron sujetos a malversaciones en campañas políticas.
Riesgos para el medioambiente y la seguridad energética
La corrupción en la gestión de los recursos hídricos mina la sostenibilidad de los suministros de agua, favorece una distribución desigual del agua, lo que puede provocar conflictos políticos y promover la degradación de ecosistemas vitales. En China por ejemplo, la corrupción ha debilitado la aplicación de las reglamentaciones medioambientales, lo que ha llevado a la contaminación de los acuíferos en el 90 por ciento de las ciudades y ha hecho que el 75 por ciento de los ríos urbanos no sean aptos para el agua potable o para la pesca.
La corrupción en la energía hidráulica infla el coste de las presas y de los proyectos relacionados. También plantea complicaciones para el reasentamiento por el uso indebido de los fondos de compensación y de las medidas destinadas a ayudar a los desplazados. Las cifras son elocuentes: la energía hidráulica representa la sexta parte de la producción eléctrica mundial y se calcula que los volúmenes de inversión alcanzarán los 60 000 millones de dólares anuales en los próximos 20 años.
Es tiempo de actuar: soluciones para sanear el sector del agua
Las condiciones de corrupción en el agua persisten porque su impacto más importante recae sobre aquellos con menos posibilidades de reacción. Afectan de manera desproporcionada a las mujeres, a los pobres y a aquellos sin ninguna posibilidad para hacer oír su voz: las generaciones futuras y el medioambiente.
Sin embargo, tal y como lo demuestra el Informe Global de la Corrupción, actuar contra la corrupción en el sector del agua es oportuno y factible. Las recomendaciones principales del informe incluyen:
- Hacer de la transparencia y la participación los principios fundamentales en todos los aspectos de la gobernabilidad del agua: Desde la elaboración transparente de presupuestos y el diseño participativo de políticas hasta la identificación de la contaminación del agua, las inspecciones públicas de proyectos y el acceso a las bases de contratación y a los informes de desempeño, la transparencia y la participación refuerzan la integridad en la gobernabilidad del agua, pero necesitan ser adoptadas a nivel global.
- Reforzar el control regulador: El gobierno y el sector público siguen desempeñando el papel más importante en la gestión del agua y deben llevar a cabo una supervisión reglamentaria eficaz tanto en medioambiente como en agua y saneamiento, agricultura o energía. Las reformas institucionales y el refuerzo de las capacidades son esenciales para poner esta supervisión al mismo nivel que los estándares que rigen otros sectores.
- Garantizar una competencia justa y una implementación responsable de los proyectos del agua: todos los actores presentes tienen un papel que desempeñar. Los contratos deberían incluir medidas anticorrupción. Los gobiernos y los contratistas podrían llegar a acuerdos para una adjudicación justa de contratos públicos. Los prestamistas y los donantes deberían reforzar las provisiones relativas a antisobornos en sus exigencias de diligencia debida.
Transparency International, con el Centro Internacional de Agua Potable y Saneamiento, el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo, el Swedish Water House y el programa de Agua y Saneamiento para África, fundaron la Red de Integridad del Agua (WIN, por sus siglas en inglés) en 2006. En la actualidad WIN es una red que crece gracias a la participación de organizaciones e individuos que luchan contra la corrupción a todos los componentes del sector del agua. El Informe Global de la Corrupción 2008 se benefició de la experiencia y ayuda financiera de WIN.
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Transparency International es la organización de la sociedad civil que lidera la lucha contra la corrupción.
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