Eduardo Vega López
15 de enero de 2010.
Mucho ruido
189 países representados en esa ciudad hace apenas unas semanas con el propósito de construir un acuerdo multilateral para adaptarse gradualmente a los efectos ya perceptibles del cambio climático global y para mitigar crecientemente los procesos energéticos y de uso territorial que subyacen al mismo.
Más de 40 mil funcionarios de Estado, diplomáticos, negociadores profesionales, alcaldes, organizaciones internacionales, organizaciones civiles, expertos, académicos, periodistas y demás participantes, debatieron durante más de una semana y media agendas y propuestas que, al final, poco o nada tuvieron que ver con el acuerdo formal de la reunión con sus 12 puntos y sus 2 apéndices (vacíos). Precisamente, el contenido potencial de esos apéndices vacíos era parte de las motivaciones de política pública, de la convocatoria institucional de Naciones Unidas y de las expectativas generalizadas previas a la cumbre de Copenhague.
Los primeros 3 puntos de esa docena que constituye el Acuerdo de Copenhague expresan lo obvio (y está bien que así inicie): que el cambio climático es uno de los grandes desafíos de nuestro tiempo; que no debe permitirse el incremento de la temperatura más allá de 2 grados Celsius adicionales; que deben acordarse acciones urgentes de adaptación sobre todo en el caso de países con las mayores vulnerabilidades como los Estados isleños; etc.
Los puntos 4 y 5, eran los puntos clave y sólo se mandan las decisiones en ellos implícitas a los apéndices vacíos
para ser llenados más tardar ¡el 31 de enero de 2010! (en dos semanas a partir de hoyAñadir un evento para hoy y ya dentro de las responsabilidades preparatorias de la COP 16). La Unión Europea (27 países miembros) ya había decidido, varios meses antes de diciembre pasado, ir con su estrategia coloquialmente difundida como del 20-20-20 para el 2020 = 20% de reducción de emisiones de GEI (independientemente de lo que hicieran o dejaran de hacer China y EEUU); 20% adicional de incorporación de energías renovables en su matriz energética regional; y 20% de mayor eficiencia energética y tecnológica en sus procesos industriales y de transporte. Estas tres decisiones europeas pre-Copenhague estaban ya establecidas para cumplirse a cabalidad hacia el año de 2020. Y eso es lo que harán seguramente, así que esos 27 países europeos ya "pre-llenaron" el apéndice uno exclusivo para los países miembros del Anexo I del Protocolo de Kioto ("Quantified economy-wide emissios targets for 2020")
¿Qué decidirá EEUU al respecto? ¿Y Japón, Canadá, Australia? ¿Y Rusia?
El llenado del apéndice dos ("Nationally appropriate mitigation actions of developing country"), exclusivo para el resto de países o si se prefiere para los "no Anexo I" del PK, también a ser llenado a más tardar el muy próximo 31 de enero, deberá comprometer principalmente a China, Brasil, India, Indonesia, Sudáfrica y México, aunque no sólo. ¿Presentará México sólo lo que ya establece el PECC en materia de mitigación además de los avances en la construcción de la nueva refinería de Tula? Si el país convocante de la COP 16 no es osado, arriesgado ni razonablemente audaz
los invitados a esa reunión podrían espetar la frase tristemente famosa: ¿Y yo por qué? Con lo cual, los augurios para esa próxima cumbre podrían irse multiplicando por 0.3
Los puntos 7, 9, 11 y 12 del Acuerdo de Copenhague no están mal, sólo que siguen siendo muy generales y, por ende, también forman parte del "mucho ruido". No hay un solo punto donde se induzca al menos la obligación del ahorro y la mayor eficiencia en el uso de los combustibles fósiles. Tampoco donde se proponga fomentar el uso creciente de energías renovables. No hay ninguna frase de cautela acerca del riesgoso espejismo ambiental de los biocombustibles de origen agrícola. No hubo posibilidad de hacer vinculante la postura europea del 20-20-20 para el 2020. China le reclamó a EEUU su "avaricia negociadora", al tiempo que EEUU le reclamó a China su "opacidad autoritaria". Con estos cíclopes gigantes y la diestra diplomacia brasileña, se pudo parir lo que se pudo parir: esa docena de puntos con sus dos apéndices vacíos.
Pocas nueces
Los puntos 6, 8 y 10 del Acuerdo de Copenhague no están mal y representan las poquitas pero valiosas nueces. En ellos se reconoce la importancia de reducir emisiones globales GEI mediante el mecanismo pre-Copenhague de REDD. Se proponen 30 mil millones de dólares para 2010-2012 (10 mil millones cada año sólo como promedio). El compromiso para movilizar 100 mil millones anuales hacia el 2020 para apoyar lo que comprometan los países no Anexo I en el apéndice dos. Se propone crear el Fondo Climático Verde de Copenhague para apoyar y flexibilizar el flujo de recursos y autorizaciones de proyectos asociados con el mecanismo REDD. Todo esto, así como lo concerniente a los puntos que forman parte del "mucho ruido" no establece compromiso vinculante alguno, todo se deja a la buena voluntad de los actores nacionales, multilaterales y globales, y a realizarse lo más pronto posible, con excepción de lo establecido ya para este 31 de enero (todo es "voluntary actions
" & "as soon as possible").
Se reconoce el enorme desafío que representa el cambio climático para el mundo y las nueces son las referidas
Meses atrás, a propósito de la crisis financiera y económica global (iniciada con los quebrantos hipotecarios estadunidenses), también se dijo que representaba todo un desafío para la economía global y, traduciendo en hechos vinculantes e inmediatos a sus dichos, EEUU autorizó más de 700 mil millones de dólares para iniciar el rescate de sus bancos dentro y fuera de sus fronteras, el Reino Unido autorizó alrededor del equivalente a 400 mil millones de dólares para rescatar a los bancos británicos, Alemania, Francia y Japón hicieron algo similar. Queda claro que unos desafíos globales son más enormes que otros.
Se busca al Cascanueces
Habría que contratar al Cascanueces para derrotar al Rey de los ratones en la COP 16 y sacarle mucho aceite a esas pocas nueces
mientras tanto podemos seguir deleitándonos con el hermosísimo ballet de Tchaikovsky del mismo nombre
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario