domingo, marzo 10, 2013

México debe aprovechar más el comercio legal de su biodiversidad: Conabio


Reyna Paz Avendaño / Crónica 2013-03-08

El comercio internacional y legal de especies animales y vegetales es una actividad que México debe aprovechar más porque genera capital y favorece el manejo sustentable de la biodiversidad, comentó Hesiquio Benítez, biólogo y director de enlace y asuntos internacionales de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).

En el país, añadió, a pesar de tener 3 mil especies reglamentadas para el comercio, no es una nación que genere dinero y desarrollo con el tráfico de las mismas.

De acuerdo con los datos de la Conabio, de 2006 a 2010 las principales especies vendidas y adquiridas en México fueron orquídeas, reptiles y tarántulas. Las exportaciones de orquídeas ocuparon los índices más altos, con 2 mil 550 individuos, mientras que su importación alcanzó los 113 mil individuos, las cuales fueron reproducidas, en su mayoría, en viveros asiáticos.

Sobre los reptiles, se reportaron 692 mil 170 importados y 125 exportados –principalmente iguanas–, mientras que en insectos, las tarántulas ocuparon una importación de 6 mil 500 individuos y no se registraron exportaciones.

A nivel mundial, explicó Hesiquio Benítez, existe una red encargada para controlar la explotación e importación de animales y plantas, ya sean completas, algunas de sus partes o la especie muerta. “La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Flora y Fauna Silvestre (CITES) funciona a partir de permisos y certificados que emiten los gobiernos, para permitir que la compra y venta no ponga en peligro de extinción a las especies”.

México es un país miembro de dicha firma, pero se coloca dentro de las naciones exportadoras, al igual que los países de América del Sur, Centroamérica y África. “Si de 2004 a 2010 el número de permisos emitidos en el país fueron de 2 mil para exportaciones, observamos que nos sumamos a aquellos sitios clasificados en desarrollo, es decir, que no tienen industrias fuertes y utilizan como opción la exportación de su naturaleza”, comentó.

En cuanto a los países importadores sobresalen Estados Unidos, los países de la Unión Europea, Japón, Corea y China. Y aquellos que se dedican a ambas actividades económicas son Sudáfrica, Singapur, Malasia y la República Checa.

Hesiquio Benítez detalló que la CITIES surgió en 1973, pero México ingresó 20 años tarde como una condición de la firma del Tratado de Libre Comercio para que asegurar que el comercio internacional no fuera el causante clave de la extinción de las especies mexicanas.

CONSERVACIÓN. Otros ejemplos de las especies que México comercializa a las naciones del mundo son tortugas terrestres y acuáticas, serpientes, corales, monos saimirí, cebúes, pericos, caoba y cactus. Éstas, aseguró Hesiquio Benítez, no se encuentran en extinción y su venta es sin fines de lucros.

La firma, que comprende a 167 países, contempla el cautiverio, producción artificial y criaderos favorables para la conservación de flora y fauna. “Las especies amparadas por la CITES están incluidas en tres apéndices que proveen un grado de protección progresivo, de acuerdo con el grado de protección que requieran”, detalló.

El apéndice I incluye especies consideradas en peligro de extinción, como el papagayo y antílope americano, que pueden ser afectadas por el comercio internacional. El segundo enlista a las especies que si bien no se encuentran en peligro de extinción actualmente, pueden llegar a esta situación si no se regula su comercio internacional, como es el caso de los ajolotes.

El apéndice III incluye flora y fauna destinada a la conservación y que se encuentran bajo protección legal dentro de la jurisdicción local y por lo tanto necesitan la cooperación del resto de los países para que el comercio internacional no afecte sus poblaciones.

Los retos en este campo, señaló el biólogo, “es que los países que se están haciendo ricos vendiendo especies deberían cooperar con aquellos en desarrollo para conservar su biodiversidad. También es un tema que debe servir para que en el interior de cada país haya una regulación y monitoreo de animales y plantas comercializables, independientemente de si están en la lista de la CITES”, concluyó

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