Noticias BID 19-jun-2012
Comunidades selváticas diversifican sus ingresos mediante nuevas técnicas que promueven un mejor uso de recursos naturales y reducen la deforestación
El estado de Acre, en la Amazonia occidental de Brasil, alberga una de las diversidades biológicas más ricas del mundo. Su economía está basada en productos forestales ―principalmente caucho, nueces del Brasil y madera― cosechados por las comunidades caucheras. Hasta hace poco tiempo, los caucheros extraían el látex ahumando los troncos de los árboles. De este modo, la resina lechosa que fluía de los cortes en la corteza se solidificaba con el calor.


La unidad básica del programa de gestión forestal es la zona de bosques y parcelas agrícolas explotada por una familia de caucheros, llamada una colocação. La colocação Cachoeira do Teixeira fue la primera que adoptó las nuevas prácticas de gestión. “Cada propietario puede llevar a cabo operaciones forestales en diez hectáreas de tierra por año. Tras la demarcación de la zona donde habrá de cortarse, se señalan todos los árboles cuyo tronco tenga más de 60 centímetros de diámetro y se cortan tres de cada cuatro, a fin de preservar la diversidad de especies del bosque”. Cada 10 años se realiza un nuevo inventario forestal.

La implementación del sistema de gestión ha incluido el fortalecimiento del sector productivo por medio de la capacitación y la asistencia técnica. Esas nuevas aptitudes han ayudado a que las comunidades locales diversifiquen sus ingresos e incrementen las cosechas de los principales productos forestales de la región de manera sostenible.

Las inversiones del programa, que ascendieron a US$108 millones, incluyendo US$64,8 millones de financiamiento del BID, también han apoyado al sistema ambiental del estado. En este sistema, la información se procesa automáticamente con fines de seguimiento y control, permitiéndole al Instituto Ambiental de Acre reducir a la mitad, vale decir a menos de un mes, el número de días necesarios para el trámite de una licencia ambiental.
Infraestructura

El mejoramiento de las carreteras benefició a caucheros como Vital Barros que, en el pasado, debía viajar un día entero a pie desde su casa en el proyecto de asentamiento agro extractivo Chico Mendes hasta la municipalidad de Xapuri para comprar alimentos que no producía en su colocação y vender nueces del Brasil y caucho. “Hoy día demoro media hora a Xapuri en motocicleta”, dijo.

“Aquí, con la ayuda del BID y del estado, estamos preparados para asegurar que la nueva infraestructura se use para el transporte y el comercio y no para estimular la deforestación”, dice el cauchero Nilson Mendes.
El mejoramiento del transporte promueve más inversiones de la industria local, lo cual beneficia a caucheros como Barros. “Ahora un productor gana hasta US$35 por día. Hasta los años noventa, la gente ganaba apenas US$38 por mes”.
El efecto en la deforestación
El modelo de desarrollo que apoya el programa ha ayudado a bajar la tasa de deforestación en el estado, de 0,54 por ciento en 2002 a 0,14 por ciento en 2008. Casi 10.000 familias recibieron títulos de propiedad y otras 3.124 emprendieron la extracción legal de productos forestales en zonas donde se necesita una concesión para hacerlo. Una superficie de casi 700.000 hectáreas se colocó bajo protección mediante la creación del Parque Estatal Chandles, que no puede ser objeto de explotación comercial.
Empero, el principal resultado del proyecto fue el cambio de mentalidad entre los caucheros. “Hoy no sólo sabemos cómo explotar nuestros recursos en forma sostenible, sino que también exponemos a otras comunidades las ventajas de la florestania y la forma correcta de usar nuestra diversidad biológica”, dice Mendes.
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