Pronunciamiento de la Campaña Mesoamericana de Justicia Climática ante los Estados de Centro América frente a las negociaciones del Clima en la COP 16 en Cancún, México.
Guatemala, 10 y 11 de noviembre de 2010.
DEMANDAS EN EL MARCO DE LAS NEGOCIACIONES CLIMÁTICAS INTERNACIONALES.
Centroamérica cuenta con una extensión aproximada de 533,000 km2, con más de 42 millones de habitantes, entre poblaciones indígenas, ladina, mestiza, afro-caribeño y blanca. Posee el 7% de la biodiversidad mundial, en la cual se destacan bosques tropicales húmedos; 8% de la superficie de los manglares del mundo y la segunda barrera de arrecifes del planeta.
La región no ha contribuido a la génesis del cambio climático pues sus emisiones de gases de efecto invernadero son mínimas (genera solo el 0.5% del total de emisiones de GEI del planeta). Según el Panel Intergubernamental de Científicos de Cambio Climático (IPCC, 2007) América Central se ve amenazada por las proyecciones de los años 2020, 2050 y 2080, los cuales indican que la temperatura podría alcanzar niveles de 1.0 a 5.0 °C durante la estación seca, y 1.3 a 6.6 °C durante la estación lluviosa.
En el caso de las precipitaciones, se proyecta una disminución del 9% en la mayor parte del istmo; además, se prevé un incremento del nivel medio del mar entre 37 y 44 cm para el año 2065.
Por todo lo anterior demandamos:
A- Reconocimiento y reparación de la deuda ecológica.
Junto al movimiento social del planeta que lucha por la Justicia Climática, demandamos el reconocimiento de la responsabilidad histórica del Norte global y su obligación de garantizar la restitución y reparación de la deuda ecológica, que incluye la deuda climática que mantiene con el Sur global. La deuda climática es parte de una gran deuda ecológica que el Norte le debe al Sur adquirida durante siglos de saqueo de recursos naturales, explotación desmedida y violación de derechos humanos.
Los países desarrollados, principales causantes del cambio climático, deben asumir su responsabilidad histórica y actual, reconociendo y honrando su deuda climática en todas sus dimensiones, como base para una solución justa, efectiva y científica al cambio climático. En este marco exigimos a los países desarrollados que:
1. Restablezcan a los países en desarrollo el espacio atmosférico que está ocupado por sus emisiones de gases de efecto invernadero. Esto implica la reducción y absorción de sus emisiones.
2. Asuman los costos y las necesidades de transferencia de tecnología a los países de Centroamérica para su adaptabilidad al cambio climático.
3. Establezcan políticas para aceptar y ofrecer condiciones de vida digna a los migrantes climáticos entre sus territorios y fuera de ellos.
4. Asuman la deuda de adaptación en Centroamérica relacionada con los impactos del cambio climático, proveyendo los medios para prevenir, minimizar y atender los daños que surgen de sus excesivas emisiones.
5. Honren estas deudas como parte de una deuda mayor con la Madre Tierra adoptando y aplicando la Declaración Universal de los Derechos de la Madre Tierra en Naciones Unidas.
6. El enfoque debe ser orientado a restituir la dignidad y calidad de vida de las personas y no solamente de compensación económica para garantizar la justicia restaurativa.
7. Exigimos a los Estados que reconozcan, respeten y garanticen la efectiva aplicación de los estándares nacionales e internacionales de derechos humanos y los derechos de los Pueblos Indígenas, entre otros instrumentos pertinentes, en el marco de las negociaciones, políticas y medidas para resolver los desafíos planteados por el cambio climático.
B- De cara a la COP 16, en Cancún.
1. Visión compartida.
Exigimos que en el marco de la Convención, CMNUCC, la cual determina “la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antrópicas peligrosas para el sistema climático”; los países desarrollados se comprometan con metas cuantificadas de reducción de emisiones que permitan retornar las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a 300 ppm y así, limitar el incremento de la temperatura media global a un nivel máximo de 1°C.
2. Vigencia de la Convención y del Protocolo de Kyoto.
Es necesario que las negociaciones climáticas se desarrollen en el marco de la CMNUCC. Rechazamos los intentos de un grupo de países ricos de invalidar el Protocolo de Kyoto, el único instrumento legalmente vinculante específico para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero de los países desarrollados.
Igualmente, rechazamos el ilegitimo “Entendimiento de Copenhague”, que permite a estos países desarrollados ofrecer reducciones insuficientes de GEI, basadas en compromisos voluntarios e individuales, que violan la integridad ambiental de la Madre Tierra conduciéndonos a un aumento de alrededor de 4°C.
3. Mitigación.
En Cancún, se debe aprobar la enmienda del segundo período del Protocolo de Kyoto, que se extiende de 2013 al 2017, en el cual los países desarrollados deben reducir sus emisiones domésticas del 50% para el año 2020, respecto a 1990; sin incluir mercados de carbono y otros sistemas de "flexibilización" que ocultan el incumplimiento de las reducciones reales de emisiones de gases de efecto invernadero.
4. Adaptación.
Rechazamos la imposición del concepto de adaptación de los países del norte respecto al cambio climático, entendido como la resignación a los impactos provocados por sus emisiones históricas, siendo ellos quienes deben adaptar su estilo de vida y de consumo ante esta emergencia planetaria.
La adaptación y la reducción de la vulnerabilidad deben de ser los ejes principales alrededor de los cuales se construyan las estrategias nacionales y regionales ante al cambio climático, teniendo como sujetos la relación holística entre naturaleza y seres humanos.
5. Financiamiento.
Es necesario construir un Fondo de Adaptación exclusivo para enfrentar el cambio climático como parte de un mecanismo financiero manejado y conducido de manera soberana, transparente y equitativa por nuestros Estados, en el seno de la CMNUCC y sin la participación de las instituciones financieras internacionales actuales. Éste debe constituirse con el 6 % del PIB de los países desarrollados. Según estudios preliminares realizados en el marco de esta Campaña Mesoamericana, se estima que Centroamérica requiere la transferencia de unos 15 000 millones de dólares anuales, hasta el año 2030, para impulsar las medidas apropiadas en materia de adaptación y mitigación climática.
6. Desarrollo de capacidades y tecnologías regionales, nacionales y locales.
Es fundamental el establecimiento de un fondo de financiamiento e inventario de tecnologías apropiadas con pertinencia cultural y liberadas de derechos de propiedad intelectual, en particular, de patentes que deben pasar de monopolios privados a ser de dominio público, de libre accesibilidad y bajo costo.
En el marco de la Convención rechazamos los Tratados de Libre Comercio y Acuerdos de Asociación y toda forma de aplicación de los Derechos de Propiedad Intelectual -ADPIC-. Se deben lograr acuerdos claros para apoyar acciones tendientes a crear, desarrollar y fortalecer capacidades científicas, tecnológicas e institucionales en los países de Centroamérica, requeridas en materia de adaptación y mitigación, incluyendo el rescate y revalorización de las tecnologías locales y ancestrales.
7. Rechazo a las falsas soluciones.
Rechazamos las falsas soluciones promovidas desde los países industrializados como el comercio de emisiones de CO2, los bonos de carbono, la producción de agro-combustibles, la energía nuclear, la geo-ingeniería, las mega-hidroeléctricas, la transferencia de emisiones norte-sur, los transgénicos, la biología sintética y los mecanismos de desarrollo limpio –MDL-.
Asimismo, rechazamos los mecanismos de mercado, como el mecanismo de REDD (Reducción de emisiones por la deforestación y degradación de bosques) y sus versiones + y ++, que están violando la soberanía de los pueblos y su derecho al consentimiento libre, previo e informado.
Estas falsas soluciones están destinadas a la satisfacción del mercado del norte y la cultura de consumo individualista y no a las necesidades, aspiraciones y demandas de los pueblos, generando el despojo de los territorios y el desplazamiento forzado de nuestras comunidades, dejando en grave riesgo la seguridad y soberanía alimentaria.
EL MODELO DE VIDA DEL NORTE, NO ES NUESTRO PARADIGMA
Centroamérica demanda un clima donde florezca la paz, la justicia social y la sustentabilidad
ambiental.
Los pueblos centroamericanos no necesitamos agredir a nuestra Madre Tierra para el buen vivir. No nos vemos en el espejo del consumismo y el derroche, junto a la exclusión y privación de una vida digna. Vamos a aprovechar racionalmente el potencial productivo de nuestros bienes naturales para mejorar la calidad de vida de toda la población.
En este sentido los que estamos sufriendo los impactos acelerados del cambio climático en Centroamérica, basándonos en nuestros saberes ancestrales y tradicionales de pueblos originarios y comunidades étnicas, en equilibrio y convivencia con la madre naturaleza; promovemos alternativas para la transformación social, política y económica orientadas con los principios y valores de sustentabilidad, justicia, humanidad, igualdad y equidad de género.
Proponemos a los gobiernos y Estados de nuestra Región, de América Latina y del mundo, la construcción y aplicación de programas y políticas públicas inclusivas, incluyentes y propositivas orientadas a impulsar medidas en respuesta a las causas y los efectos que genera el cambio climático, las que deberán tener en cuenta los siguientes componentes:
1- Revolución energética. Pasemos rápidamente a la generación de energías sustentables, que garanticen la indemnización por los daños ecológicos y el acceso universal a los servicios energéticos, con respeto a las culturas y condiciones de los territorios.
2- Gestión sustentable del agua. La autosuficiencia hídrica, el manejo integral de cuencas y el derecho humano al agua.
3- Soberanía alimentaria. Apoyemos la producción y reproducción de la economía campesina y la reforma agraria integral.
4- Diversidad biológica. Evitemos la erosión y cercenamiento de los ecosistemas, aprovechemos equitativamente el potencial productivo de la naturaleza.
5- Ordenamiento sustentable del territorio urbano y rural. Respetar la cultura de relación armónica entre los pueblos y naturaleza, reconociendo la diversidad social, cultural y ambiental en espacios que den cabida a las actividades de todas las personas.
6- Servicios públicos esenciales para elevar la calidad de vida de la población: saneamiento, educación, comunicación, transporte, recreación y seguridad.
7- Gestión estratégica del riesgo. Diseñar e implementar programas y políticas interministeriales e interinstitucionales para veinte, cincuenta y cien años.
Justicia Climática ¡ya!
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