jueves, octubre 28, 2010

Preservación de especies y ecosistemas a través de una planificación más ecológica.

Noticias del Banco Mundial, 26 de octubre de 2010

* Durante una conferencia sobre biodiversidad en Nagoya, Japón, el Banco Mundial lanza una alianza internacional para comenzar a modo de prueba con la "contabilización ecológica" en seis a ocho países.

* La alianza alentará a los países a medir el valor económico de ecosistemas como los bosques y los arrecifes de coral para incluirlo en los planes económicos nacionales.

* El valor económico de tierras agrícolas, bosques, minerales y energía en todo el mundo supera los US$44 billones, según estimaciones del Banco.

26 de octubre de 2010. A medida que transcurren los últimos meses del Año de la Biodiversidad, los ecosistemas se encuentran en dificultades y miles de especies están en peligro de extinción.

Mientras los líderes de todo el mundo se reúnen en Nagoya, Japón a donde asisten a la Conferencia de las Naciones Unidas sobre la Biodiversidad, muchos esperan que un enfoque diferente en la contabilidad del cálculo de la riqueza de las naciones, marque un punto de inflexión para el medio ambiente mundial.

El jueves, el Banco Mundial lanzará una alianza internacional, que lleva el nombre de “contabilización ecológica o de la riqueza natural” que pondrá a prueba este enfoque en seis a 10 países, comenzando con India y Colombia.

El objetivo es ayudar a los países a descubrir el verdadero valor económico de ecosistemas como los bosques y los arrecifes de coral, y usar esa información en sus planes económicos y en la formulación de políticas nacionales.

Según una publicación del Banco Mundial de próxima aparición titulada The Changing World of Nations (La riqueza cambiante de las naciones), el valor económico de las tierras agrícolas, los bosques, los minerales y la energía en todo el planeta excede los US$44 billones, de los cuales US$29 billones corresponden a los países en desarrollo.

La nueva alianza se basará en este trabajo, otorgando importancia a los flujos de servicios procedentes de los ecosistemas naturales y transformando esta información en un aporte utilizable para los ministerios de finanzas y planificación del medio ambiente de dichas naciones.

La cuantificación total de los beneficios de los ecosistemas y de los servicios que proveen a los seres humanos podría revelar una riqueza natural que llega a los miles de millones o incluso billones de dólares a nivel mundial. Una toma de decisiones mejor informada ayudará a las naciones a evitar errores costosos, dicen los que propician la idea.

Además dentro de este plan, se calculó que la conservación de los bosques evitaría las emisiones de gases de efecto invernadero, ahorrando US$3,7 billones antes de 2030, observa un informe dado a conocer la semana pasada por Economics of Ecosystems and Biodiversity (La economía de los ecosistemas y la biodiversidad,TEEB, por sus siglas en inglés), encargada en 2007 por el Grupo de los Ocho (G-8) y cinco ministros de Medio Ambiente.

Por otra parte, los subsidios, las escasas reglamentaciones y las deficiencias para hacerlas cumplir por parte de la industria pesquera mundial derivó en la explotación excesiva y la disminución del rendimiento de esta industria por debajo del nivel esperado en unos US$50.000 millones por año, según un estudio conjunto del Banco Mundial y la Organización para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

“Tanto en los países como a nivel mundial debemos brindar toda la información para la toma de decisiones que los líderes necesitan y no tienen”, dijo Robert B. Zoellick, presidente del Banco Mundial.

“La riqueza de un país no debería ser solamente la medida de sus bienes explotables”, agregó. “Las cuentas nacionales deben reflejar los servicios vitales de almacenamiento del carbono que brindan los bosques y el valor de protección de las costas que proviene de los arrecifes de coral y de los manglares. Estos servicios –provistos por la naturaleza- forman parte de la riqueza de una nación en la misma medida que su capital humano y de fabricación”.

En reconocimiento de esta parte crucial pero descuidada de la economía, el Grupo del Banco Mundial creó una cartera de proyectos de biodiversidad de US$6.500 millones en los últimos 20 años y está trabajando en forma directa en 122 países en desarrollo para salvar los ecosistemas y especies en riesgo.

El Banco, un patrocinador de la Iniciativa Mundial en Favor del Tigre, aumentará el financiamiento de los servicios de los ecosistemas y de la biodiversidad a través de operaciones habituales, y está contribuyendo con US$5 millones para el fondo denominado Salvemos Nuestras Especies. El fondo, con un valor actual creciente de US$10 millones, está destinado a la preservación de especies en riesgo de extinción y sus hábitats en todo el mundo.

El objetivo es integrar la contabilización ecológica

Si bien muchos países ricos utilizan cierta forma de contabilización ecológica en sus análisis nacionales, el método sólo fue probado en algunos estudios de casos y en proyectos de demostración en países en desarrollo durante los últimos 20 años, con unas pocas excepciones.

La Alianza Mundial para los Ecosistemas y la Valoración de los Servicios de los Ecosistemas y el Cálculo de la Riqueza, tiene como objetivo perfeccionar la metodología para el cálculo del valor de los ecosistemas e “integrar” la contabilización ecológica en los países piloto. El Banco Mundial prevé que el enfoque será adoptado por muchos países, una vez que se demuestre su éxito.

“Lo que necesitamos es una masa crítica de países que trabajen juntos en esto”, dijo Glenn-Marie Lange, economista del Banco Mundial para asuntos ambientales.

“Estamos pensando en la institucionalización de un proceso”, dijo. “La clave está en convencer a los ministerios de Hacienda --por eso es tan importante entender bien los aspectos económicos y científicos”.

Economistas y científicos trabajarán juntos

Equipos de economistas y científicos del área de las ciencias naturales trabajarán juntos para medir el valor de los “servicios” de los ecosistemas, algunos de los cuales no son obvios desde una perspectiva científica o económica.

Por ejemplo, sólo un tercio del valor total de un bosque proviene de la madera, según varios estudios. Otro tanto se encuentra en los servicios que brinda (como la regulación hidrológica, la retención del suelo y la polinización), como hogar para las abejas y otros insectos.

La tala de un bosque por su madera puede tener consecuencias negativas en otros sectores de la economía: pérdidas de productividad agrícola, de calidad del agua y de capacidad de energía hidroeléctrica, entre otros, dice Lange.

Del mismo modo, los estudios han mostrado que la tala de bosques de manglares costeros para la acuicultura o el desarrollo comercial puede resultar en la pérdida de protección costera frente a las tormentas y dañar seriamente las poblaciones de peces.

Esta nuevas sociedades se basan en dos décadas de investigaciones y trabajo en proyectos por parte del Banco Mundial y otras instituciones. Entre estos proyectos, cabe mencionar la solución pionera en varios países Latinoamericanos que consiste, entre otras cosas, en un pago que realizan los usuarios de agua (tales como los sistemas domésticos de suministro de agua) a los propietarios de las tierras altas para que no talen los árboles, preservando de este modo la calidad del vital líquido.

En ausencia de tales medidas, “queda un vacío entre el origen del problema y quien lo padece”, dice Kirk Hamilton, economista principal del Grupo de Investigaciones sobre Economía del Desarrollo del Banco Mundial y propiciador de la contabilización ecológica desde hace mucho tiempo.

“La consecuencia es que los servicios ambientales están en riesgo constante, porque una persona toma decisiones sobre el uso de los recursos sin entender el impacto que tendrá en otras partes de la economía”.

“Todas estas cosas repercuten de formas de las que no somos necesariamente conscientes”, añade Lange. “Y de eso es de lo que se trata realmente. ¿De qué modo podemos hacerlo explícito para no tomar involuntariamente decisiones que socaven el desarrollo a largo plazo?”.

Tener presente los ingresos sostenibles

Podría decirse que los riesgos son más altos para los países en desarrollo. En estos países, una mayor proporción de la riqueza nacional --Hamilton estima un 30% en contraposición con un 2% en los países de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE)-- se encuentra en forma de capital natural.

“La administración de la riqueza natural es mucho más importante en los países en desarrollo porque éstos dependen en mayor medida de los recursos naturales que poseen. Representa una parte enorme de su riqueza, superior a la infraestructura y a otro capital producido”.

Por esta razón, es un objetivo fundamental ayudar a los países a evitar errores que disminuyan su riqueza y les impidan sentar las bases de un futuro sostenible, dice Lange.

“Buscamos un cambio a largo plazo, un cambio fundamental”, agrega Lange.

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