Milenio, Lun, 03/01/2011 - 08:17
Ciudad de México.- Pro Árbol es el programa estrella del gobierno federal en materia forestal, enfocado sobre todo a la plantación de árboles, pero en nueve años de aplicación apenas ha conseguido que sobreviva 55 por ciento de plantas y en 12 entidades ninguna continúa con vida.
Tan sólo en los últimos dos años se ha invertido más de 5 mil millones de pesos en las cinco estrategias del programa: plantaciones forestales, reforestación y restauración, desarrollo forestal, pago por servicios ambientales y prevención de incendios.
De acuerdo con el análisis del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo social de 2009 este programa “no presenta rentabilidad social positiva”, además señala que el financiamiento complementario llega tarde lo que imposibilita sembrar los árboles requeridos para las distintas zonas y poner plantas de calidad.
Las organizaciones ambientalistas critican severamente la estrategia, toda vez que aún con la sobrevivencia del ciento por ciento de lo plantado no se puede hacer un bosque. El programa “tiene más impacto mediático, pero no ecológico”, afirma Héctor Magallón, coordinador de la campaña de bosques de Greenpeace.
Una política efectiva debiera privilegiar el cuidado de los ecosistemas entre las comunidades, sobre todo rurales, toda vez que 80 por ciento de los bosques están ubicado en ejidos, afirma.
En un análisis del presupuesto, sin embargo, se observa que la reforestación y restauración concentra el mayor monto.
Mientras que en 2003 se destinaron 211 millones de pesos, en 2009 casi se cuadriplicó la cifra al llegar a 902 millones de pesos. Y lo aprobado para 2010 fue de 823 millones de pesos. En 2003 para la estrategia de “plantación forestal comercial” se destinó 405 millones de pesos, en 2009 logró 508 millones de pesos, aunque sólo obtuvo 356 millones de pesos en el actual ejercicio fiscal.
De acuerdo con la evaluación más reciente del programa de reforestación, realizado por el Coneval, la tasa de supervivencia de las plantas pasó de 28 por ciento en 2001 a 46, en 2005 y en 2009 alcanzó 55 por ciento, el 45 por ciento restante muere por las sequías, la mala calidad de las plantas y el pastoreo.
El análisis del Coneval de 2009 concluye que además de que el programa “no presenta rentabilidad social”, no cuenta con una “cuantificación de estos beneficios” y “las metas planteadas, aparte de no resultar demasiado ambiciosas, no se cumplieron totalmente”, toda vez que “se perciben cuellos de botella en los procesos de entrega de apoyos, la tasa de supervivencia sigue siendo baja y no hay seguimiento de beneficiarios”.
Sobre la estrategia para plantar árboles que pueden ser explotados comercialmente, la evaluación del Coneval reconoce que las tasas de rendimiento para las plantaciones son altas, pero existen “deficiencias en la fijación y cumplimiento de metas”.
De 1997 a 2006, el programa se había comprometido a apoyar más de 412 mil hectáreas de plantaciones forestales comerciales y hasta junio de 2007 solamente se había logrado 19.7 por ciento de lo programado.
El consejo de evaluación enfatiza que los beneficiarios no cumplen con sembrar el tipo de árboles por “la falta de planta de calidad y financiamiento complementario a los apoyos otorgados por la Conafor, ya que los recursos se asignan pero no se entregan sino hasta después de establecida la plantación forestal en terreno”.
La evaluación de ProÁrbol hecha por la Universidad Autónoma de Nuevo León en 2008 encontró que en 12 entidades (Campeche, Chiapas, Chihuahua, Colima, Distrito Federal, Durango, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Puebla, Sinaloa y Yucatán) no hubo sobrevivencia de lo plantado en áreas con mantenimiento. Mientras que los estados con mayor supervivencia fueron: Aguascalientes, Guanajuato, Morelos y Zacatecas con más de 70 por ciento.
El dato es impactante tomando en cuenta que más de 50 por ciento de la deforestación que se registra en el país está concentrada en cuatro estados: Campeche, Quintana Roo, Yucatán y Chiapas con casi 80 mil hectáreas.
Cambio de medidas
Para Juan Manuel Torres Rojo, director general de la Conafor, la tasa de supervivencia “técnicamente no es mala”, aunque en 2011 mejorarán la calidad de la planta y el paquete tecnológico. El programa, sin embargo, ha sido transexenal.
—¿ProÁrbol no funcionó?
—Es un conjunto de programas. Lo que no ha funcionado es la reforestación, por eso hay que cambiar la estrategia que asegure una mejor sobrevivencia, que no sea aislada, que haya permanencia de los árboles. No es que no haya servido, reconocemos que ha habido problemas, pero lo haremos más eficiente.
Otra estrategia de ProÁrbol es el “pago de servicios ambientales”, sobre todo para las zonas de alto riesgo de deforestación, en el que los beneficiarios se comprometen a que en cinco años no hagan el terreno productivo, sino sólo labores de mejora forestal. A cambio reciben una compensación de entre 380 pesos y mil 200 por hectárea; el presupuesto fue de 668 millones de pesos en 2010.
El programa de “desarrollo forestal comunitario” trabaja con las comunidades para que se genere un ordenamiento territorial de acuerdo a las necesidades de los ejidatarios, se identifican zonas de conservación, agrícolas, se les brinda capacidades de gestión. Pero a este sólo se le invirtió 231 millones de pesos en este ejercicio fiscal.
Justamente ahí está la crítica, sostiene Claudia Gómez, integrante del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda). La única estrategia que puede cambiar el panorama de deforestación es incentivar el “desarrollo rural integral y fortalecer a las comunidades”.
Sólo así, integrando a las comunidades ,“puede haber un desarrollo diferente. Debe haber una voluntad política y trabajo de la sociedad civil de ejercer estos derechos”, de ser partícipes en las decisiones sobre todo a los pueblos indígenas que habitan en esas zonas”.
Esto se conseguirá a través de la transversalidad de los programas a partir de 2011 con “la visión de México sobre la Reducción de Emisiones Derivadas de la Deforestación y Degradación de los Bosques (Redd+), una estrategia impulsada internacionalmente, y conseguir una tasa cero de deforestación, afirma Torres Rojo.
Claves
Zonas verdes
333 mdp
SE INVIRTIÓ aproximadamente en 2009 para realizar trabajos de conservación de suelos en 140 mil 807 mil hectáreas en todo el país.
80%
ES EL PORCENTAJE de propiedad social de la superficie con vegetación natural de bosques, selvas y zonas áridas en todo el territorio nacional.
15 millones
DE HECTÁREAS forman parte de la superficie forestal con potencial maderable comercial, de acuedo con la Comisión Nacional Forestal.
8 mil 928
ES EL NÚMERO DE ejidos y comunidades que poseen superficie de bosques y selvas que tiene registrados la Comisión Nacional Forestal hasta 2009.
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Tan sólo en los últimos dos años se ha invertido más de 5 mil millones de pesos en las cinco estrategias del programa: plantaciones forestales, reforestación y restauración, desarrollo forestal, pago por servicios ambientales y prevención de incendios.
De acuerdo con el análisis del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo social de 2009 este programa “no presenta rentabilidad social positiva”, además señala que el financiamiento complementario llega tarde lo que imposibilita sembrar los árboles requeridos para las distintas zonas y poner plantas de calidad.
Las organizaciones ambientalistas critican severamente la estrategia, toda vez que aún con la sobrevivencia del ciento por ciento de lo plantado no se puede hacer un bosque. El programa “tiene más impacto mediático, pero no ecológico”, afirma Héctor Magallón, coordinador de la campaña de bosques de Greenpeace.
Una política efectiva debiera privilegiar el cuidado de los ecosistemas entre las comunidades, sobre todo rurales, toda vez que 80 por ciento de los bosques están ubicado en ejidos, afirma.
En un análisis del presupuesto, sin embargo, se observa que la reforestación y restauración concentra el mayor monto.
Mientras que en 2003 se destinaron 211 millones de pesos, en 2009 casi se cuadriplicó la cifra al llegar a 902 millones de pesos. Y lo aprobado para 2010 fue de 823 millones de pesos. En 2003 para la estrategia de “plantación forestal comercial” se destinó 405 millones de pesos, en 2009 logró 508 millones de pesos, aunque sólo obtuvo 356 millones de pesos en el actual ejercicio fiscal.
De acuerdo con la evaluación más reciente del programa de reforestación, realizado por el Coneval, la tasa de supervivencia de las plantas pasó de 28 por ciento en 2001 a 46, en 2005 y en 2009 alcanzó 55 por ciento, el 45 por ciento restante muere por las sequías, la mala calidad de las plantas y el pastoreo.
El análisis del Coneval de 2009 concluye que además de que el programa “no presenta rentabilidad social”, no cuenta con una “cuantificación de estos beneficios” y “las metas planteadas, aparte de no resultar demasiado ambiciosas, no se cumplieron totalmente”, toda vez que “se perciben cuellos de botella en los procesos de entrega de apoyos, la tasa de supervivencia sigue siendo baja y no hay seguimiento de beneficiarios”.
Sobre la estrategia para plantar árboles que pueden ser explotados comercialmente, la evaluación del Coneval reconoce que las tasas de rendimiento para las plantaciones son altas, pero existen “deficiencias en la fijación y cumplimiento de metas”.
De 1997 a 2006, el programa se había comprometido a apoyar más de 412 mil hectáreas de plantaciones forestales comerciales y hasta junio de 2007 solamente se había logrado 19.7 por ciento de lo programado.
El consejo de evaluación enfatiza que los beneficiarios no cumplen con sembrar el tipo de árboles por “la falta de planta de calidad y financiamiento complementario a los apoyos otorgados por la Conafor, ya que los recursos se asignan pero no se entregan sino hasta después de establecida la plantación forestal en terreno”.
La evaluación de ProÁrbol hecha por la Universidad Autónoma de Nuevo León en 2008 encontró que en 12 entidades (Campeche, Chiapas, Chihuahua, Colima, Distrito Federal, Durango, Estado de México, Guerrero, Hidalgo, Puebla, Sinaloa y Yucatán) no hubo sobrevivencia de lo plantado en áreas con mantenimiento. Mientras que los estados con mayor supervivencia fueron: Aguascalientes, Guanajuato, Morelos y Zacatecas con más de 70 por ciento.
El dato es impactante tomando en cuenta que más de 50 por ciento de la deforestación que se registra en el país está concentrada en cuatro estados: Campeche, Quintana Roo, Yucatán y Chiapas con casi 80 mil hectáreas.
Cambio de medidas
Para Juan Manuel Torres Rojo, director general de la Conafor, la tasa de supervivencia “técnicamente no es mala”, aunque en 2011 mejorarán la calidad de la planta y el paquete tecnológico. El programa, sin embargo, ha sido transexenal.
—¿ProÁrbol no funcionó?
—Es un conjunto de programas. Lo que no ha funcionado es la reforestación, por eso hay que cambiar la estrategia que asegure una mejor sobrevivencia, que no sea aislada, que haya permanencia de los árboles. No es que no haya servido, reconocemos que ha habido problemas, pero lo haremos más eficiente.
Otra estrategia de ProÁrbol es el “pago de servicios ambientales”, sobre todo para las zonas de alto riesgo de deforestación, en el que los beneficiarios se comprometen a que en cinco años no hagan el terreno productivo, sino sólo labores de mejora forestal. A cambio reciben una compensación de entre 380 pesos y mil 200 por hectárea; el presupuesto fue de 668 millones de pesos en 2010.
El programa de “desarrollo forestal comunitario” trabaja con las comunidades para que se genere un ordenamiento territorial de acuerdo a las necesidades de los ejidatarios, se identifican zonas de conservación, agrícolas, se les brinda capacidades de gestión. Pero a este sólo se le invirtió 231 millones de pesos en este ejercicio fiscal.
Justamente ahí está la crítica, sostiene Claudia Gómez, integrante del Centro Mexicano de Derecho Ambiental (Cemda). La única estrategia que puede cambiar el panorama de deforestación es incentivar el “desarrollo rural integral y fortalecer a las comunidades”.
Sólo así, integrando a las comunidades ,“puede haber un desarrollo diferente. Debe haber una voluntad política y trabajo de la sociedad civil de ejercer estos derechos”, de ser partícipes en las decisiones sobre todo a los pueblos indígenas que habitan en esas zonas”.
Esto se conseguirá a través de la transversalidad de los programas a partir de 2011 con “la visión de México sobre la Reducción de Emisiones Derivadas de la Deforestación y Degradación de los Bosques (Redd+), una estrategia impulsada internacionalmente, y conseguir una tasa cero de deforestación, afirma Torres Rojo.
Claves
Zonas verdes
333 mdp
SE INVIRTIÓ aproximadamente en 2009 para realizar trabajos de conservación de suelos en 140 mil 807 mil hectáreas en todo el país.
80%
ES EL PORCENTAJE de propiedad social de la superficie con vegetación natural de bosques, selvas y zonas áridas en todo el territorio nacional.
15 millones
DE HECTÁREAS forman parte de la superficie forestal con potencial maderable comercial, de acuedo con la Comisión Nacional Forestal.
8 mil 928
ES EL NÚMERO DE ejidos y comunidades que poseen superficie de bosques y selvas que tiene registrados la Comisión Nacional Forestal hasta 2009.
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