Ecoportal, 21/03/11
Ante la reciente autorización de maíz transgénico en fase piloto –previa a la liberación comercial- en el estado de Tamaulipas, Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) externaron su preocupación respecto al riesgo que corren las poblaciones de maíz nativo y la soberanía alimentaria del país.
En este sentido, la M. en C. Carolina Ureta señaló que actualmente alrededor de 16 razas nativas se encuentran distribuidas en el norte y 4 más encontrarán condiciones favorables en esta área del país bajo escenarios de cambio climático. Por lo que el norte del país será fundamental para la conservación de cerca de la mitad de las razas de maíz mexicano a corto y largo plazo. A su vez, la distribución potencial del conjunto de variedades nativas abarca todo el país.
Ilustrando lo anterior, Ureta presentó un mapa de Tamaulipas que muestra que en este estado se alberga más del 12 por ciento de las variedades nativas de maíz, algunas de ellas, fundamentales para garantizar el abasto de maíz en años donde fenómenos como las heladas, acaban con los híbridos.
Los investigadores presentaron datos recabados por un amplio grupo de expertos en coordinación con la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), que demuestran la amplia distribución de variedades nativas de maíz en el norte del país y explicaron los peligros que éstas enfrentarán ante la introducción de maíz transgénico.
Asimismo señalan que:
* Estudios recientes demuestran que el maíz nativo existente en el norte del país será, junto con la diversidad del maíz nativo del resto del país, fundamental para afrontar las condiciones agrícolas extremas (sequía, altitud, entre otras) que se acrecentarán con el cambio climático.
* La evidencia científica disponible sugiere que la coexistencia sin flujo génico es imposible, pues no se podrá evitar el cruzamiento entre variedades nativas y maíz transgénico, si éste es sembrado a campo abierto.
* En México existen alternativas tecnológicas no transgénicas para enfrentar la escasez de maíz y la pérdida de cosechas por fenómenos ambientales; en contraposición, los transgénicos actuales no son ni más resistentes ni más rendidores y sí ponen en riesgo nuestra soberanía alimentaria.
Los investigadores externaron su preocupación por la manera en la que se otorgó el permiso piloto ya que no han tenido acceso a los dictámenes de las Secretarías competentes, “el acceso a la información en temas tan importantes para México, que pueden afectar el abasto de semilla y la autosuficiencia alimentaria, que se está dejando en manos de compañías semilleras transnacionales, deberían ser públicos”.
Además, destacaron su preocupación respecto a los potenciales daños a la salud que el consumo de maíz transgénico puede tener en la población mexicana ya que, señalaron, estudios recientes publicados por grupos de investigación franceses y estadounidenses demuestran daño fisiológico en ratas alimentadas con diferentes líneas de maíz transgénico.
Agricultores dicen NO a las siembras de maíz transgénico
Este jueves representantes de las Asociaciones Agrícolas del Norte de México pidieron la rápida liberación de más permisos para siembra piloto de maíz transgénico en nuestro territorio, en respuesta, los agricultores indígenas y los pequeños y medianos productores de maíz que integran la campaña Sin maíz no hay país señalaron en un comunicado de prensa lo siguiente:
Quienes decimos NO al maíz transgénico somos más de 3 millones de productores que sembramos maíz, lo que suma alrededor de 12.5 millones de personas que dependemos de su producción, esto es 55 por ciento de la población total agropecuaria y 12 por ciento de la población nacional total. La superficie sembrada equivale a poco más de la mitad de la superficie cultivada del país. Del total cultivado, sólo el 14 por ciento se realiza bajo riego, en las áreas de mejores tierras, utilizando insumos industriales y con un destino comercial. El resto, 86 por ciento, corresponde a áreas de temporal, fundamentalmente a cargo de pequeños y medianos agricultores campesinos, que cultivan tanto para el autoconsumo, como para los mercados a nivel local, regional y nacional.
En tanto, quienes demandan hoy la siembra de maíz transgéncio en fase piloto y comercial son un puñado de terratenientes, quienes han acaparado en las últimas décadas las tierras campesinas y los recursos públicos: subsidios, créditos e inversión pública. Poco les ha importado que se encarezcan los alimentos, ellos han priorizado sus ganancias, como en 2007 cuando en plena crisis alimentaria y alza del precio de la tortilla mandaron al exterior el maíz que producen con ayuda de nuestros impuestos.
Es falso que el maíz transgénico pueda resolver la demanda nacional industrial de maíz amarillo o paliar la escasez o altos precios del maíz blanco, causados por la pérdida casi total de las siembras de maíz de Sinaloa. El maíz transgénico en el largo plazo no garantiza mayores rendimientos ni abate costos, ni reduce el uso de agrotóxicos. La competitividad del maíz norteamericano no se debe al uso de semillas transgénicas sino a los altos subsidios que el gobierno norteamericano brinda a sus agricultores.
El gobierno federal y estos rentistas, terratenientes del norte que viven del subsidio público y de las dádivas de las corporaciones como Monsanto, deben por una vez asumirse plenamente como mexicanos, este es un momento de definición: o protegemos a México como centro de origen y de diversificación continúa del maíz en todo su territorio o le entregamos en charola de plata nuestra riqueza genética a las transnacionales.
La Comisión Nacional de Biodiversidad, (CONABIO) dio a conocer el viernes pasado un relevante estudio que claramente dice “Liberar maíz genéticamente modificado a nivel piloto o comercial creará riesgos a la diversidad genética del maíz que de manera inmediata tendrán costos institucionales de respuesta y gestión”.
Es evidente que ni el Secretario de Agricultura y menos el de Medio Ambiente han considerado estas opiniones. Por el contrario, desprecian y minimizan las opiniones de los científicos independientes y de aquellos que aún trabajan en el gobierno bajo el espíritu de servir a la Nación.
La CONABIO lo dijo: “Liberar maíz GM en el centro de origen y de diversidad genética de esta especie, y dónde aún habitan sus parientes silvestres, en particular los teocintles, equivale a tomar riesgos muy elevados para los recursos genéticos de los maíces de México.”
Los beneficios serán únicamente para las empresas y para los grandes productores rentistas del norte que se han prestado a seguirles el juego. Una vez más lo señalamos, son los pequeños y medianos productores de maíz –y a más largo plazo toda la población del país-, los que nos veremos más afectados por una decisión que no toma en cuenta a la mayoría de los mexicanos.
El interés de unos cuantos productores terratenientes, tecnificados del norte del país, NO justifica poner en riesgo la producción de maíz de la mayoría de los productores de maíz de México, de la que depende la alimentación de todo México.
Los grandes productores rentistas del norte no pueden demandar lo que es ilegal. Su libertad de elegir no puede pasar por encima de la propia Ley de Bioseguridad de Organismos Genéticamente Modificados, ni del bienestar de la mayoría y del patrimonio de la actual generación de los mexicanos y de las futuras generaciones.
Demandamos el restablecimiento inmediato de la moratoria a la siembra de maíz transgénico en México, en cualquiera de sus modalidades y la revocación inmediata del permiso ilegal concedido a Monsanto en Tamaulipas. www.ecoportal.net
Aleira Lara Galicia
Greenpeace México A.C.
http://www.greenpeace.org/mexico/
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