La Jornada 20-09-10 Por Angélica Enciso L.
El eucalipto, que se trajo de Australia y se encuentra comúnmente en las calles, ya que hace años fue plantado masivamente en las ciudades, o las cabras que proliferan en islas del Golfo de California y que han dañado flora y fauna, son especies invasoras. Este problema representa la segunda causa de pérdida de diversidad biológica en el mundo –después de la destrucción del hábitat–, y en México apenas se comenzarán a impulsar estrategias particulares para su eliminación.
Se trata de especies no nativas de una región, que han sido introducidas y encuentran condiciones para establecerse y reproducirse, pero ocasionan daños a la biodiversidad local, a la economía y la salud. Sus impactos pueden tener grandes costos económicos pues se convierten en plagas, incrementan la transmisión de enfermedades durante la producción de alimentos y en la pesca. Afectan actividades turísticas al causar daños y deterioro de la infraestructura, degradan la tierra y el agua, refiere información de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio).
Recuperar el equilibrio
En territorio nacional existen al menos cinco líneas sobre las que es urgente trabajar. Se trata de la palomilla del nopal, el pez diablo y el pez león, una plaga del eucalipto y las afectaciones a islas del Mar de Cortés, donde "cuando se soltaron cabras y gatos, que ahora son ferales, se crearon problemas que se deben atajar para recuperar el equilibrio de los ecosistemas", explicó Juan Elvira Quesada, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semanart).
En la presentación de la Estrategia Nacional sobre Especies Invasoras en México –que se llevó dos años de trabajo–, José Sarukhán, coordinador de la Conabio, explicó que "son la segunda causa de pérdida de biodiversidad, después de la desaparición de hábitat. Hay muchos ejemplos de las graves afectaciones que causan en la flora y fauna nativa; generalmente tienen un efecto negativo, especialmente en ecosistemas poco perturbados".
Consideró que para la puesta en marcha de la estrategia se requiere que investigadores, productores y organizaciones civiles se involucren. "Requerimos que otras secretarías, como las de Hacienda, Economía, Salud, Agricultura, colaboren en un esfuerzo integrado de vigilancia y monitoreo para reducir el efecto ambiental y económico" que provocan.
Explicó que se busca prevenir la entrada de especies exóticas que puedan causar daños, detectar las que ya ingresaron y buscar la erradicación de las que son nocivas. Para enfrentar estos retos se debe tener conocimiento sobre los procesos de las especies invasoras, la introducción de especies exóticas que se vuelven invasoras y la magnitud de los perjuicios económicos y a la salud humana que causan, añadió.
Actualmente hay programas de monitoreo y erradicación de especies, sobre todo en ecosistemas insulares, donde hay ratas negras, cabras, pino salado, gatos y perros ferales.
Se trata de las islas Guadalupe en Baja California, las del Golfo de California, la isla Isabel, San Ignacio y San Pedro Mártir, así como en las islas Marías, indicó Luis Fueyo, titular de la Comisión Nacional de Areas Naturales Protegidas.
Elvira Quesada informó que la Semanart solicitó alrededor de 5 millones de pesos para investigación en ese proyecto en su próximo presupuesto de egresos, pero posteriormente se requerirán recursos adicionales para desarrollar programas de control en algunas áreas. "Lo más importante es detonarlo políticamente y contar con el apoyo de las secretarías, asumir la estrategia nacional; no es un problema sólo de Semarnat, es del país, ya que afecta agricultura, ganadería, turismo, a la industria forestal."
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